Hoy me gustaría contarte una historia de sobre Lucía, una chica de veinte años con muchas ganas de trabajar en la mar. Es hija de un pescador de una isla atlántica de pequeño tamaño y su vida ha estado ligada al mar, desde la cuna ha aprendido de buenos navegantes y trabajadores de la mar. Por ello, no es de extrañar que su sueño fuera el de trabajar en la mar.


Desde muy joven, con vista a conseguir este sueño, se ha entrenado y  formado para realizar salvamento acuático, ha sacado todos los títulos necesarios para trabajar en un barco como marinera. Ella sabe lo que quiere, cual es su sueño.

Ha conseguido ya un trabajo en una pequeña piscina local, pero sigue aspirando a su gran sueño, trabajar en el mar.

Así que un día se aventura a buscar trabajo acercándose a un puerto y presentándose a un barco dedicado al salvamento y ella va bien preparada, con su currículum en mano y quiere ofrecer sus ganas y capacidades para el empleo en un barco de salvamento en el mar.


El tripulante que la recibe, se ríe al ver las intenciones de Lucía y le contesta que “las mujeres no pueden trabajar en ese tipo de profesión”. Por lo que en cuestión de minutos el sueño de Lucía cae al fondo del mar y se encuentra con una de las primeras barreras que muchas veces existen en este sector, la discriminación directa, simplemente por el hecho de ser mujer.

Aunque parezca mentira, esto ocurrió en 2013, con leyes que defienden la igualdad en vigor ¿Qué se puede hacer para que nuestra valiente protagonista pueda luchar por su sueño en igualdad de oportunidades?

Seguro que hay muchas maneras de poder romper estas barreras.

Yo creo que una de las más importantes es conocer nuestro derecho a la no discriminación. Este derecho nos viene de la mano de nuestra constitución, nuestra norma fundamental, que ya nos reconoce ese derecho desde 1978 y la misma se basa en el principio de igualdad. Y a partir de ella emanan leyes que concretan ese derecho.

Desde la escuela es necesario empaparse de ese derecho y saber que ya existen herramientas públicas y privadas para poder reclamar ese derecho.  De esa forma, este tipo de barreras como la que se encontró Lucía a su sueño podrían ser derribadas, sabiendo que se tiene derecho a reclamar la no discriminación e igualdad de trato ante organizaciones públicas y no gubernamentales.

Otro aspecto importante, es la introducción de la educación en igualdad de género de forma transversal en la formación profesional. Para neutralizar comportamientos como el del tripulante.

Y se me ocurre muchas cosas más, pero la más que me gusta es el siguiente mensaje:

A todas las Lucías del planeta, 

ADELANTE CON TUS SUEÑOS, LAS BARRERAS SE DISUELVEN CON TU PASO SEGURO Y TUS ALAS DEL DERECHO A LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN.

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